Estos ejemplares pueden alcanzar hasta los 30 centímetros y habitan en la interfase de fondos rocosos y arenosos, donde viven formando grupos de mayor o menor tamaño, y más raramente en solitario.
De cuerpo alargado y comprimido lateralmente, cubierto de grandes escamas. Es de color pardo rojizo, aunque no de un modo uniforme, sino que suele presentar anchas franjas verticales oscuras y claras. En cada lateral tiene una linea más oscura que va desde el extremo de la cabeza al inicio de la aleta caudal, y otras tres de un amarillo como el de la cola, la cual es horquillada (dividida en dos).
Tiene dos aletas dorsales separadas, con 7 u 8 radios espinosos y blandos respectivamente. En la primera de ellas tiene dos bandas oscuras.
Pueden cambiar de color según su estado.
Lo más característico quizá sean dos estructuras a modo de apéndices que destacan en su parte anterior, los barbillones, que son órganos sensoriales para el gusto y el tacto, con ellos remueven la arena en busca de alimentos. Levantan una nube de polvo compuesta de partículas de arena y nutrientes. Esta nube no pasa desapercibida para otros peces, que se sitúan alrededor a ver que pueden “pillar”.
Es muy habitual ver a alguna mojarra boqueando entorno a un salmonete, aprovechándose así del laborioso trabajo de este rebuscador del fondo.
Comen la arena escarbada y tras filtrarla, la expulsan a través de las hendiduras branquiales, reteniendo pequeños crustáceos, gusanos y otros animales de menor tamaño.
Otra peculiaridad muy llamativa es que cuando hay corrientes de “va y ven”, en lugar de luchar contra ella, los salmonetes se pegan al fondo donde la resistencia es menor, manteniendo la posición cuando la corriente va en contra y aleteando frenéticamente cuando ésta es a favor, avanzando poco a poco. Podemos verlos agrupados en gran numero siguiendo esta técnica.
De cuerpo alargado y comprimido lateralmente, cubierto de grandes escamas. Es de color pardo rojizo, aunque no de un modo uniforme, sino que suele presentar anchas franjas verticales oscuras y claras. En cada lateral tiene una linea más oscura que va desde el extremo de la cabeza al inicio de la aleta caudal, y otras tres de un amarillo como el de la cola, la cual es horquillada (dividida en dos).
Tiene dos aletas dorsales separadas, con 7 u 8 radios espinosos y blandos respectivamente. En la primera de ellas tiene dos bandas oscuras.
Pueden cambiar de color según su estado.
Lo más característico quizá sean dos estructuras a modo de apéndices que destacan en su parte anterior, los barbillones, que son órganos sensoriales para el gusto y el tacto, con ellos remueven la arena en busca de alimentos. Levantan una nube de polvo compuesta de partículas de arena y nutrientes. Esta nube no pasa desapercibida para otros peces, que se sitúan alrededor a ver que pueden “pillar”.
Es muy habitual ver a alguna mojarra boqueando entorno a un salmonete, aprovechándose así del laborioso trabajo de este rebuscador del fondo.
Comen la arena escarbada y tras filtrarla, la expulsan a través de las hendiduras branquiales, reteniendo pequeños crustáceos, gusanos y otros animales de menor tamaño.
Otra peculiaridad muy llamativa es que cuando hay corrientes de “va y ven”, en lugar de luchar contra ella, los salmonetes se pegan al fondo donde la resistencia es menor, manteniendo la posición cuando la corriente va en contra y aleteando frenéticamente cuando ésta es a favor, avanzando poco a poco. Podemos verlos agrupados en gran numero siguiendo esta técnica.
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