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martes, 27 de julio de 2010

Gorgonias

Al ver una Gorgona es comprensible creer que estamos delante de una especie de planta, pero nada más lejos de la realidad, se trata de una compleja colonia de pólipos octocoralarios.

En nuestras costas podemos encontrar varias especies de los géneros Lophogorgia y Eunicella.

Los pólipos mediante la secreción de una sustancia córnea llamada gorgina forman una varilla central sobre la que se sitúan y que les confiere a las gorgonias ese aspecto de abanico ramificado.

Estos pólipos con 8 tentáculos ramificados son de un solo tipo, y se distribuyen en dos filas sobre el tronco y las ramas, estando ausentes en la base de las colonias y con la capacidad de retraerse en los ápices.

Se desarrollan sobre bloques de piedra o paredes donde existen corrientes que puedan aportar suficientes partículas en suspensión, las cuales filtran para poder alimentarse .
Como curiosidad, cabe destacar su reproducción, tanto asexual por la división de los pólipos ya existente, como la sexual, mediante al cual los gametos femenino y masculino dan lugar a una larva plántula de vida libre que tras formar parte del plancton durante un tiempo, se fija al sustrato y mediante divisiones da lugar a una nueva colonia o Gorgonia.

Pensar en el tamaño de cada uno de estos pólipos nos ayuda a entender la cantidad de años necesaria para que una colonia alcance las dimensiones que tienen las gorgonias y lo delicado de estas especies.

De un solo aletazo podemos terminar con un animal que lleva décadas desarrollándose.

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