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miércoles, 15 de septiembre de 2010

El colorido del mar


Con aspecto de gusanos coloridos y con tentáculos, la flabelinas son gasterópodos que han perdido su concha completamente.

De las más habituales en nuestras aguas, cabe destacar a Flabellina affinis, de tonos violetas, algo translucida, con un pie estrecho y semitransparente.
Puede medir de 2 a 5 cm y habita entre los 5 y 30 m de profundidad, siendo más abundante en verano.
De cuerpo alargado, la vistosidad se la dan esos penachos (de 7 a 9 por cada lado del cuerpo), formados a su vez por 8 apéndices o ceratas cada uno, de color violeta oscureciéndose hacia el extremo y con el ápice blanco.

En la porción anterior del cuerpo, la cabeza, podemos observar unos apéndices similares a las ceratas, pero de mayor longitud: los rinóforos, que les sirven para detectar sustancias disueltas en el agua, y los tentáculos bucales, que sirven para reconocer el terreno.

Si nos fijamos, concretamente en esta especie, podemos observar una línea más rojiza en el interior de cada cerata. Se tratan de ramificaciones de la glándula del intestino medio, donde se encuentran las células urticantes o nematocistos que han obtenido de sus presas, los cnidarios. Estas células se almacenan en el nidosaco y ante una situación de peligro, el saco se desgarra y libera los cleptocnidios (cnidocitos robados) actuando como defensa.




A diferencia de otros nudibranquios, no tienen branquias especiales, ya que debido al gran número de apéndices dorsales, tienen respiración cutánea, es decir, realizan el intercambio de gases a través de la piel.

Son hermafroditas y en ocasiones podemos ver sobre la vegetación finas hileras de color morado, las puestas de los nudibranquios, cintas formadas por miles de huevos.

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