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jueves, 11 de noviembre de 2010

La babosa amarilla

Estos llamativos moluscos, al igual que otros nudibránquios, han perdido completamente la concha.

Esta babosa puede alcanzar hasta los 19cm de longitud y a diferencia de otras especies, es habitual encontrar ejemplares de gran tamaño.
De cuerpo alargado generalmente de un color amarillo verdoso, aunque en zonas próximas al atlántico puede tener un tono más bien azulado, pero siempre con manchas de un amarillo chillón que pueden ser desde puntos hasta líneas más o menos largas.
El borde del manto es ondulado con un característico reborde blanquecino bajo el que sobresale el pie en la parte posterior.
La superficie del cuerpo es más bien lisa, pudiendo tener ligeras verrugas, pero lo que es realmente característico son dos estructuras. En la parte anterior del cuerpo nos encontramos con dos rinóforos en modo de “cuernos” y en la parte posterior el penacho branquial. Tanto los rinóforos como las branquias son retráctiles y pueden ocultarse completamente.

Podemos encontrarlo tanto sobre roca, como fondos fangosos y entre la posidonia, buscando su alimento: las esponjas.

Es relativamente fácil encontrar un rastro en la arena, una especie de linea que se levanta apenas unos milímetros del suelo, si la seguimos, al final del rastro encontraremos a uno de estos pacientes caminantes que poco a poco recorren largas distancias.
A menudo se les ve apareandose ya que son hermaroditas y las probabilidades de encontrar un ejemplar de su especie son mayores que si necesitasen encontrar un individuo de sexo contrario. Las puestas son muy bastante características con forma de cinta de medio centímetro de ancho enrollada a modo de espiral.

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