Esta inmersión es característica por su paisaje rocoso. La cara interior de la isla, la más próxima a la costa, se ha ido desquebrajando dando lugar a entrantes y salientes en forma de corredores. La roca rota origina curiosas formas y da lugar a numerosas grietas y cuevecillas llenas de vida.
En los escalones que forma la pared en las cotas superiores, como no, la posidonia se hace la reina, así que nuevamente tendremos juntos a los tres fondos rocosos más destacados en la isla de San Andrés: la roca, la arena y las praderas de posidonia.
La inmersión comienza en una cueva con grietas a diferentes alturas, cuyas paredes están cubiertas de madréporas y esponjas y donde encontraremos meros y serranos defendiendo su espacio, además de diferentes tipos de cirrípedos adheridos a las rocas del fondo.
Siguiendo el pasillo entre la pared de la isla y la posidonia del fondo, alcanzaremos la profundidad máxima de 12 metros y llegaremos a una zona de lajas de roca donde un pasillo escavado en la ladera de la isla nos adentra en ella.
En los escalones que forma la pared en las cotas superiores, como no, la posidonia se hace la reina, así que nuevamente tendremos juntos a los tres fondos rocosos más destacados en la isla de San Andrés: la roca, la arena y las praderas de posidonia.
La inmersión comienza en una cueva con grietas a diferentes alturas, cuyas paredes están cubiertas de madréporas y esponjas y donde encontraremos meros y serranos defendiendo su espacio, además de diferentes tipos de cirrípedos adheridos a las rocas del fondo.
Siguiendo el pasillo entre la pared de la isla y la posidonia del fondo, alcanzaremos la profundidad máxima de 12 metros y llegaremos a una zona de lajas de roca donde un pasillo escavado en la ladera de la isla nos adentra en ella.
Sus paredes están tapizadas de tubícolas como el espirógrafo, de nudibranquios, diferentes especies de esponja, estrellas y otros invertebrados y en sus abundantes grietas encontramos escórporas, morenas, meros, ofiuras...
Paseando por los cañones en fila de a uno, podemos cruzarnos con castañuelas, fredis, julias, lisas, mojarras, sarpas, petos, merlos y una infinidad de peces diferentes.
Al final del cañón, se abre una extensión de roca a unos 8 metros de profundidad, llena de cañoncitos, pequeños pozos, arcos y demás formas llamativas donde se refugian algunos animales, mientras que otros nadan sobre estos.
La vuelta podemos hacerla por la posidonia, dejando un poco de lado la vida de roca para disfrutar de los grandes bancos de peces, los dentones, las doradas...
Profundidad máxima: 12 metros
Tiempo: 45-50 minutos
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